Estos dos días, han sido especialmente intensos y nuestras miradas han estado fijas en Chile y en 33 mineros enterrados vivos. Hemos seguido desde la distancia todo cuanto ha sucedido y a lo largo de los casi tres meses que ha durado su encierro, hemos sufrido y reido con ellos y con sus videos, con sus noticias, y especialmente con su feliz y emotivo rescate.
Después de tantos días de espera, tantas noticias y expectativas, dudo que alguien no sepa de lo que estamos hablando. Por tanto y para no resultar repetitivo, solamente quisiera, desde "Lentejas de Frankfurt", mandar mis más efusivas felicitaciones a los 33 mineros chilenos, a sus familias y en general a todo el pueblo chileno, que ha asumido como propio, cada segundo de sufrimiento y alegría vivido por estos hombres.
Ahora solamente espero, al igual que muchos otros, que este maravilloso y épico rescate, no oculte las responsabilidades pertinentes y que ningún otro minero tenga que pasar por un trance parecido en minas con paupérrimas condiciones de seguridad. Hoy mismo he escuchado en las noticias que decenas de mineros mueren cada año en China o que en Bolivia existen multitud de minas en condiciones menos que infrahumanas. Es hora de que los políticos de Chile, y de cualquier otro lugar del mundo, dejen de darse palmaditas y felicitarse y se planteen que están haciendo mal para que haya gente jugandose la vida por cuatro monedas aún sabiendo que cada día de trabajo puede ser el último.
Que nadie juegue con la vida de un hombre, y menos aún por ahorrarse un dinero con el que enriquecerse y especular. si nuestros 33 orgullosos mineros pudieran leer esto, estoy seguro de que compartirían mi deseo.
Por necesidad, por vocación, por costumbre o por tradición familiar, la minería para los mineros es su vida, pero por desgracia, para muchos otros... es además su muerte.
Espero que su tragedia, aunque haya acabado con final feliz, sea la última. ¡Por los 33!
